domingo, 6 de noviembre de 2011

Tempus Fugit


Sentados en las márgenes del río de la prisa y de la velocidad urbana, cada uno de estos hombres lo contempla y vive a su manera: unas manos, agarradas firmemente al bastón y al banco; las del otro, diríamos que buscan apoyo mutuo, temerosas y perdidas. Una expresión atenta al agua que corre turbia y revuelta; la otra, indecisa, sin saber qué hacer ante ella.
Aunque quizá sean simplemente dos hombres que descansan. Y quizá también , sin saberlo pero sintiéndolo, ese descanso lo hagan realmente  en la orilla de la corriente alocada que parece arrastrar todo y a todos. Resistiendo uno; con miedo y fatalismo el otro. Un lunes en la gran ciudad.

1 comentario:

  1. Sí, y quizás(casi seguro) que no se dan cuenta de que están contemplando ese río, porque ellos mismos están metidos en el mismo sistema que creó el río de la prisa. Y para verlo, se necesita una cierta distancia.

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