miércoles, 30 de noviembre de 2011

Un rostro


No podríamos asegurar si la mujer que nos mira sonríe con los ojos y con todo el rostro. O si expresa una tristeza honda a través de su sonrisa. Puede ser que sus ojos nos estén expresando una cosa (¿qué?) y el resto de la cara otra... Mira, ciertamente, con amabilidad cansada.
Porque toda ella revela una fuerte mezcla de cansancio y resistencia que nos la hace cercana, difuminando el relativo exotismo que para alguien pudiera sugerir su vestido.
Es difícil que al acercarnos a una persona podamos seguir considerándola "exotica", es decir: extraña, forastera, insólita, extranjera...Es difícil no ver todo lo básico que tenemos en común. Es difícil, por ejemplo, no entender la ambigüedad sincera de esa sonrisa y no sentir la  fatiga y la fuerza que irradia esta mujer que ha hecho un descanso en su cansancio para acompañarnos.

jueves, 24 de noviembre de 2011

La sombra


Nos gustaría pensar que el pavo ha descubierto  su sombra y la observa. Es muy improbable que "sepa" lo que está viendo. ¿Ve una  forma oscura que se mueve si él lo hace? ¿Puede estar experimentando para averiguar lo que es? Quizá simplemente picotea algo. Nosotros,sí, contemplamos el pavo y lo que sabemos  es el "hueco" dibujado por el sol al chocar con su cuerpo. ¡Quién sabe! Lo que ocurre dentro de la mayoría de los seres nos es, realmente, desconocido.
Podemos admirar sin más ese fragmento azul de vida, paseando y unido a su sombra, ajeno a quien lo mira.
 

domingo, 20 de noviembre de 2011

Pueblo de cemento







¡Qué frío! Una calle desconsoladora que estremece y bloques de pisos fúnebres de los que parecen haber huido hasta los muertos o sus huesos.
Se necesita todo el amor y el dolor de quienes visitan a sus habitantes para que el desamparo y la angustia no los convierta en hielo. Aquí los muertos son más muertos y los vivos que se acercan, menos vivos. Falta tierra, falta hierba, falta aire.
Sólo el ciprés, al fondo de un recodo, tras una cruz, ayuda a escapar hacia niebla y montañas vivas.
Hay cementerios que arropan, que consuelan, que nos muestran con calma la realidad de la muerte. Los hay hasta alegres, con árboles, flores y bancos donde apetece sentarse a charlar con la ausencia de alguien.Y marchar serenamente triste.
Este pueblo de cemento y negrura sólo invita, eso, a la huida, al llanto, al miedo...

jueves, 17 de noviembre de 2011

Espejo


Las dos mujeres son imágenes para quienes las miramos. La del espejo, envuelta en luz, nos mira sin saberlo. Y, oscurecida  por la claridad que la ignora, la otra la observa y se observa.
 La cámara muestra ese juego y nos indica con su lenguaje lo que sólo nuestro cerebro, colaborando con los ojos, nos permite descifrar.
 Al intentar expresar la realidad, en cierta manera deja de serlo y se convierte en su representación. Pero, sea con la cámara, con las palabras o con cualquier otro instrumento, hay quienes consiguen que una y otra parezcan lo mismo y entendamos. Y en este caso una carnalidad buscada nos acerca a quien mira y nos aleja de una claridad enmarcada. Aunque...quién sabe. La realidad podría ser otra.

domingo, 13 de noviembre de 2011

Un paseante en el parque


Sólo a través de las lágrimas o la lluvia podríamos percibir así la realidad de un parque. Y las lágrimas darían más sensación de calidez que la que nos  transmite lo que vemos. Todo rezuma agua y frío y da la impresión de que árboles, pavellón y estanque quieren escaparse entre la niebla que desciende de las nubes.
 Entrar en  este jardín tembloroso y húmedo hace que esa  niebla llegue hasta muy dentro del paseante, en forma de melancolía y misterio. Aunque melancolía y misterio son sensaciones de ese paseante. La realidad que le rodea es la de  un parque solitario en un día  lluvioso.  Es la imagen la que nos habla, con su lenguaje cifrado, no de él sino de lo que percibe y siente quien lo atraviesa y observa. Así que  quienes la miramos, vemos la imagen e imaginamos la realidad. Y viendo la imagen, imaginamos al paseante que...
 

martes, 8 de noviembre de 2011

Cuadro


Suavidad de colores y formas; difuminados luminosos  enmarcando el cuerpo sin separarse de él: es lo primero que captamos. Si miramos con más atención -y mirar es algo muy complejo- la delicadeza se va traduciendo en la fuerza y armonía de piel, músculos, huesos...todo lo que  forma el organismo del ser más complejo de nuestro pequeño mundo.
La quietud hecha del equilibrio inconcebible de infinitos movimientos podría desconcertarnos si pensáramos en ello. Y asombro sería nuestra principal emoción ante el cuerpo desnudo de una persona. Desconcierto y asombro necesitan tiempo y capacidad de descubrir lo que hay bajo colores y formas: una contradictoria solidez  que no reniega de la suavidad y delicadeza con la que se nos muestra.
 
 

domingo, 6 de noviembre de 2011

Tempus Fugit


Sentados en las márgenes del río de la prisa y de la velocidad urbana, cada uno de estos hombres lo contempla y vive a su manera: unas manos, agarradas firmemente al bastón y al banco; las del otro, diríamos que buscan apoyo mutuo, temerosas y perdidas. Una expresión atenta al agua que corre turbia y revuelta; la otra, indecisa, sin saber qué hacer ante ella.
Aunque quizá sean simplemente dos hombres que descansan. Y quizá también , sin saberlo pero sintiéndolo, ese descanso lo hagan realmente  en la orilla de la corriente alocada que parece arrastrar todo y a todos. Resistiendo uno; con miedo y fatalismo el otro. Un lunes en la gran ciudad.