sábado, 29 de septiembre de 2012

Cobre


A pesar de la negrura del fondo o precisamente por ello, una cara resplandece entre ondas de cobre. La expresión de los ojos nos dice que la sonrisa insinuada es hacia adentro, responde a un monólogo interior. Es la imagen de una joven mujer, aparentemente ajena a lo que la rodea y a quien la observa.
Miramos de nuevo y la palabra "color" estalla. Saber que esa palabra, color, nos llega desde una lejana raíz indoeuropea de la que también deriva la palabra latina que significa "ocultar" (celare), nos hace quedarnos por un tiempo absortos en lo que oculta y a la vez expresa la policromía que desgarra la oscuridad.

domingo, 16 de septiembre de 2012

Subsuelo



A veces puede ocurrirnos por ejemplo, como hoy: caminando por el subsuelo, gota en la corriente que recorre cauces sinuosos, una mirada azul  nos detiene y, por unos momentos nos sosiega.  Un instante sólo porque un afluente hecho de miradas oscuras vuelve a agitarnos. Como agitados son los rictus y movimientos de la mujer que busca la corriente de otro río.
 Y ya en nuestro refugio, al abrir un libro, encontrar -sabemos que las coincidencias existen- precisamente los versos de C. Martín Gaite: "Se me ha gastado el día/ atropelladamente/ en idas y venidas,/ en gestos y recados/ que al hacerlos juzgaba necesarios.(...)/ El número equis ene de mis días/ murió de muerte necia./ Ahora lo estoy llorando/ cuando veo a las nubes/ ponerse un traje grana/ para morir también".


lunes, 10 de septiembre de 2012

Príncipes




También hay príncipes en la ciudad subterránea. Príncipes que iluminan la oscuridad y príncipes sombríos. Y príncipes desvalidos. Como los de estas imágenes. Tienen en común magnetismo y palidez; un halo de luz y sombra. Luz y sombra que probablemente creemos nosotros al querer fijarlos en ese instante en el que, huidizos, se dejan aprisionar.
 ¿Seguirán teniendo ese magnetismo, ese halo, cuando emerjan de los laberintos del subsuelo? ¿La palidez se desvanecerá tras el color  de una piel y una carne vivas? Sus movimientos serán diferentes. Tal vez dejen de ser príncipes luminosos, sombríos o desvalidos y se transformen en personas camino de sus realidades respectivas.