martes, 21 de febrero de 2012

Cielo líquido


Metemos los pies en las nubes y por un momento, muy fugaz, no entendemos. ¿Un cielo líquido? Después...sentimos, sabemos, aunque nos queda la huella de ese destello de ambigüedad placentera que matiza en la piel el roce suave del agua.
Nos alegra, nos consuela encontrar este fragmento de Naturaleza humanizada. Es posible su existencia; es posible la armonia entre la Tierra y nosotros. Aún. De forma inconexa y precaria.
 ¿Por qué no disfrutar ahora de que este instante y este lugar existen? Podemos, con el placer del juego y ya sin sorpresa, abrir caminos en las nubes y el cielo. Anocheciendo con ellos.

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