A veces puede ocurrirnos por ejemplo, como hoy: caminando por el subsuelo, gota en la corriente que recorre cauces sinuosos, una mirada azul nos detiene y, por unos momentos nos sosiega. Un instante sólo porque un afluente hecho de miradas oscuras vuelve a agitarnos. Como agitados son los rictus y movimientos de la mujer que busca la corriente de otro río.
Y ya en nuestro refugio, al abrir un libro, encontrar -sabemos que las coincidencias existen- precisamente los versos de C. Martín Gaite: "Se me ha gastado el día/ atropelladamente/ en idas y venidas,/ en gestos y recados/ que al hacerlos juzgaba necesarios.(...)/ El número equis ene de mis días/ murió de muerte necia./ Ahora lo estoy llorando/ cuando veo a las nubes/ ponerse un traje grana/ para morir también".
Y ya en nuestro refugio, al abrir un libro, encontrar -sabemos que las coincidencias existen- precisamente los versos de C. Martín Gaite: "Se me ha gastado el día/ atropelladamente/ en idas y venidas,/ en gestos y recados/ que al hacerlos juzgaba necesarios.(...)/ El número equis ene de mis días/ murió de muerte necia./ Ahora lo estoy llorando/ cuando veo a las nubes/ ponerse un traje grana/ para morir también".
No hay comentarios:
Publicar un comentario