sábado, 18 de agosto de 2012

Madamme Mouche


Las gafas y lo reflejado en ellas casi nos impiden ver su cara, así que la expresión de la boca resulta ambigua. Parece haber hecho de esos cristales su escondite, un refugio. Y desvía así las miradas hacia su buscada y personal elegancia.
 Todo en su vestuario da la impresión de haber sido elegido con cuidado y colocado de una forma y en un ángulo nada casuales. Cubriendo y luciendo al mismo tiempo su edad.
 Es la imagen de una mujer que quiere verse y mostrarse elegante. Probablemente más lo primero que lo segundo. Sentimos ante ese rostro semioculto y esa figura que tanto nos sugiere y tan contradictoria, respeto e interés. Aunque una y otra vez intentamos quitarle las gafas para poder verla realmente, para reconducir nuestra mirada hasta los ojos que oculta. La imagen no nos deja. Probablemente la mujer tampoco.

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