En el taller, el serrín se acumula. Es "el oro de la empresa", afirman los trabajadores. Cierto, pero más cálido , más carnoso, menos brillante. Casi se siente el olor en la foto. Y el taller, como los huertos, como las masías reconvertidas en restaurantes o bibliotecas nos dicen que el pasado en este lugar se ha ido convirtiendo en presente, sin perderse del todo. Porque La Clota, este barrio/pueblo "escondido" entre Guinardó, Carmelo y Nou Barris, tiene un pasado rural visible en muchas de sus calles: antiguos lavaderos y pozos; masías, mansiones y casas bajas -algunas con huertos-.Y es que dentro de Barcelona existen aún bastantes rincones lejos de la riada uniformadora.Y eso la salva.
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