La aparente sencillez de la imagen nos sosiega a pesar de una cierta turbulencia de las nubes. Nubes que parecen caer sobre la sierra o nacer de ella y navegan en un cielo inestable y cambiante que es también Tierra. Por eso podemos repetir, como tantas veces: ¡Qué hermosa es la Tierra!
Lamentamos no saber algo más de cielos y vientos porque esa ignorancia nos impide adentrarnos en su mundo, que es el nuestro. El goce sentido queda matizado por esa consciencia de habernos quedado en la orilla de la realidad y, a pesar de ello, crece y se pasea entre árboles y nubes.
Lamentamos no saber algo más de cielos y vientos porque esa ignorancia nos impide adentrarnos en su mundo, que es el nuestro. El goce sentido queda matizado por esa consciencia de habernos quedado en la orilla de la realidad y, a pesar de ello, crece y se pasea entre árboles y nubes.