Es hermoso ver ese gato que se desliza, brillante, atravesando la noche oscura y roja. Se nos acerca prudente y curioso.
Pero otras noches también oscuras, más negras y atravesadas por rojos eléctricos, el fantasma blanco y sigiloso parece que nos acecha rondando por nuestros sueños.
Noches, sueños, visiones. Colores que juegan. Somos nosotros los que recreamos, con esos colores y sueños, las múltiples caras de una realidad poliédrica. Caras que coexisten, se superponen, se alternan. Y así el mismo gato, la misma oscuridad rojiza no son siempre, para nosotros, el mismo gato ni la misma oscuridad. La realidad se esconde y se nos escapa. Es difícil de atrapar...
Pero otras noches también oscuras, más negras y atravesadas por rojos eléctricos, el fantasma blanco y sigiloso parece que nos acecha rondando por nuestros sueños.
Noches, sueños, visiones. Colores que juegan. Somos nosotros los que recreamos, con esos colores y sueños, las múltiples caras de una realidad poliédrica. Caras que coexisten, se superponen, se alternan. Y así el mismo gato, la misma oscuridad rojiza no son siempre, para nosotros, el mismo gato ni la misma oscuridad. La realidad se esconde y se nos escapa. Es difícil de atrapar...